Revista EL COLECTIVO

Revista EL COLECTIVO

viernes, 13 de junio de 2008

COMIENDO POR UN TICKET

Por Alfredo Grande
“La derecha es un delirio eterno”
“Sin jerarquías, habrá clases pero no habrá castas”
(Aforismos implicados)

(APe).- Un fantasma recorre el Gran Buenos Aires. El hambre ya no como costo social del ajuste, sino como daño colateral del superávit comercial. La hambruna mundial funciona como anestésico privilegiado ya que, como es sabido, el mal de muchos es el consuelo no de los tontos, sino de los caraduras. Una operación mediática permite que cualquier barbaridad, de aquellas por las cuales podríamos avergonzarnos incluso en una fiesta de 15, se digan con total desparpajo. Impunidad de funcionario, una enfermedad de transmisión político sexual.
Patricia Vaca Narvaja dijo en un reportaje radial que le preocupaba el “lockout” del campo porque la gente común iba a ser perjudicada. No pude dejar de asociar con el vino común, onda tetra, y los reservas para las minorías selectas. El Intendente de Almirante Brown afirma que “la entrega de luncheon ticket es una manera de transparentar la política social en el distrito”. Impide su “utilización política”. O sea: un jefe comunal elegido por voto, no quiere que una acción de gobierno sea utilizada políticamente. ¿De qué otra forma podría ser utilizada? ¿En forma artística, religiosa, deportiva?
Los 7.900 tickets forman parte de un Plan Nacional de Seguridad Alimentaria. Me quedo más tranquilo. La seguridad en lugar de la Soberanía. El pueblo pierde soberanía pero gana en seguridad. Quizá podría inaugurarse una cadena de comidas chatarra con la marca Mac Blumberg. El lema bien podría ser: comiendo por un ticket. Lo curioso es que se había planteado en algún momento (en cuál momento no puedo acordarme) eliminar todos los tickets para agregar directamente el valor al salario.
El Intendente afirma que “los tickets eliminan intermediarios”, cuando en realidad los tickets son el intermediario. No de carne y hueso, sino de papel y tinta. Este delirio de la derecha que todo sea transparente es en realidad una trampa para que todo sea invisible. Los decretos de necesidad y urgencia (¿necesidad y urgencia de quién, para quién?) también eliminan intermediarios: el Congreso.
Si esta política de eliminación de intermediarios progresa, es posible reencontrarnos pronto con monarcas que reciban el poder de la divinidad, sin la molesta presencia del Gran Intermediario: el pueblo. Por supuesto que los pueblos también se equivocan. Pero las majestades que no aceptan intermediación no aciertan nunca. Quiero decir: son desaciertos para los “comunes” y son aciertos para los “privilegiados”, y no todos están jubilados. La eliminación del intermediario es perversa, porque de lo que se trata es que la intermediación no sea parasitaria. La eliminación es un intento de solución final de una situación que está en otro lado.
Pregunta: ¿de dónde vienen los tickets? ¿Hay semillitas de tickecitos que luego crecen regados por el agua de las amistades palaciegas? ¿Tienen dueño? ¿Forman parte del patrimonio cultural de la humanidad? ¿Una bendición del dios Mercado? La situación nunca transparentada es la propiedad privada. Tanta transparencia inútil. ¿De qué valor son los tickets? $40 por mes. ¿Y eso es seguridad alimentaria? Lo dicho: la derecha es un delirio eterno.
Enviado por Agencia de Noticias Pelota de Trapo - www.pelotadetrapo.org.ar

No hay comentarios.: