ELECCIONES

“Tienes que decidir cómo prefieres morir:
de hambre natural
de asco terminal…” (LILIANA FELIPE)

Optar entre verdugos parece ser nuestra costumbre recurrente.
No conformes con la parodia repetida cada cuatro años, cuando nos invitan a elegir entre la soga mas larga y la mas corta, desde un tiempo a esta parte tanto el gobierno como “el campo” con el valioso apoyo de los "medios de comunicación", pretenden encolumnarnos alegremente detrás de dos falsas opciones. Como cuando éramos chicos y nos machacaban con esa maldita pregunta: “¿A quien queres más, a tu papa o a tu mama?”. Claro, sucede que ya no somos pequeños; aunque insistan en tratarnos como tales.
De una u otra parte se indignan cuando uno piensa distinto, o simplemente piensa, y no se agolpa con facilidad a la hilera de interesados, desmemoriados o divulgadores de una memoria renga. Eso no tiene buena prensa. Esto no es un Boca – River. En todo caso, se trata de un enfrentamiento entre ganadores, mientras los históricos orejones del tarro de aplauso fácil y memoria floja, parecemos no tener conciencia de ser los verdaderos perdedores en esta contienda. ¿El pequeño chacarero, el peón rural, el campesino, el desocupado “beneficiario” de un plan social? Bien, gracias. No jodamos. Ni todos somos el campo ni este es un país para todos.
Los mismos números desbaratan cualquier discurso y echan por tierra eso de que esta es una lucha por el bien común, contra el hambre y en nombre de la patria toda.
Durante el 2007 y pese al crecimiento económico los asalariados perdieron terreno en el reparto de la riqueza. Su participación en el ingreso nacional se redujo del 41,3, al 40,7%, muy por debajo de los niveles alcanzados en la década del 90. Mientras, “el campo”, gracias entre otras cosas a los precios internacionales, tendrá para el 2008 una rentabilidad superior al año pasado a pesar de las tan cuestionadas retenciones. En la región pampeana, se habla de un 38% superior al año pasado.
En esta pelea, como en tantas, nos quieren afuera o, lo que es lo mismo, encolumnados en uno u otro bando. Por eso, entre cientos de bravuconadas y sanatas, entre tantos intelectuales, patoteros y golpistas, piqueteros buenos y malos; entre tanta hipocresía y doble discurso, en medio de este circo donde desfilan toritos y pingüinos, patos y conejos, siempre es mejor parar la pelota y asomar la cabeza por la ventana.
Por cierto, la mujer que ahora esta revolviendo el contenedor no entiende de estadísticas ni números, tampoco sabe leer. Ni siquiera sabe si comerá hoy. Pero ella conoce algo que, tal vez, sea aun más valioso que todo eso: sabe separar lo que todavía sirve de lo que solo es basura.