Revista EL COLECTIVO

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jueves, 5 de febrero de 2009

Luis Benitez, escritor: "LA POESIA SUSTRAE AL HOMBRE DEL HORROR"


Considerada una vía de acceso al conocimiento, quizás en sus formas más puras la poesía es un camino que no está reñido con el compromiso y con lo cotidiano. Y que cuando es genuina, conmueve al punto de generar cambios. En esa línea puede inscribirse el trabajo de este autor que mañana viernes llegará para participar de un encuentro del ciclo Paraná Poesía 2009.

La poesía, agua tan pura y cristalina que deslumbra y hasta enceguece con sus reflejos, es una vía formidable para acercarse al conocimiento, entender el universo. Es, asimismo, una poderosa herramienta de modificación personal y social, un motor para generar cambios. Y una de las formas más puras de vinculación a través del lenguaje.
Luis Benítez no es ajeno a estas ideas. Para este poeta, nacido en Buenos Aires en 1956 --y que este viernes estará en Paraná para participar de un encuentro de lectura que se desarrollará en el Centro Cultural Gloria Montoya (Rivadavia al final) “la poesía consiste no sólo en una disciplina artística sino en una forma de ver el mundo”.
“Sé —reconoce-- que hay tantas definiciones como autores, pero todas coinciden en que la vida y poesía son dos entidades inseparables”.
En esta línea, Benítez escapa a las simplificaciones y asegura que “no se trata simplemente de una técnica, de una disciplina, o gimnasia artística”.
La poesía, en todo caso, sí es una herramienta para modificar las cosas, “cambia el mundo, lo transforma y le agrega elementos para hacerlo distinto”.
No sólo se trata, por otra parte “del texto en sí, sino de las interpretaciones que hacen de ese mundo los lectores”.
De allí el valor del poema “que se multiplica a sí mismo” y, por lo mismo, de la relevancia que tienen encuentros como los que integran el ciclo que se realiza en Paraná, donde los autores dicen sus textos ante un auditorio y además se genera un espacio para el intercambio entre autor y lector y entre autores entre sí.
CAMBIOS. “El cambio que se produce en el mundo luego de leer poesía puede resultar, posiblemente, mucho mayor del que suponemos”, asevera Benítez quien, aclara, no refiere al cambio a partir de “un compromiso (del autor, del intelectual) puramente social, ese que encarnaba y al que se refería Jean Paul Sartre”.
“Pienso si que todo buen poema es social porque actúa dentro del tejido de la sociedad”. Y porque “tiene una acción social clara y evidente” ya que “ocurre que trabaja a niveles muy íntimos, en el interior del lector. El poema, citando a Paul Elouard, se dirige a lo mejor de nosotros mismos”.
En este recorrido existe en el trabajo de Benítez una influencia muy marcada de autores anglosajones.
“La poesía anglosajona es una impronta muy fuerte en mí --admite--. Algo que se ha acentuado particularmente en los últimos 15 años” ya que, señala, “se trata de dar al lector una poesía moderna, acorde a los tiempos que atravesamos”.
De allí que la percepción de poemas escritos por autores estadounidenses, particularmente, “significó un cambio de moldes más rígidos hacia la búsqueda de un lenguaje mas fluido, acorde a la comunicación que manejamos los seres contemporáneos”.
—¿Cuanto hay de autoreferencial y autobiográfico al escribir poesía?
—Es algo constante. Siempre decimos y escribimos desde nosotros mismos y para nosotros mismos.
La idea de escribir para un lector ‘modelo´ o ideal no aparece porque no hay tiempo para ello en el acto de escribir. Luego sí, una vez plasmado el texto, se produce la identificación con un lector.
Y creo que como sucede en el texto en prosa, todos los personajes son parte de nosotros mismos, tal como ocurre en los sueños.
Lo que pasa es que en la poesía nos referimos a partes de nuestro propio ser que concientemente ignoramos y que se manifiestan a través de un registro inconciente, por eso también nos resulta difícil reconocernos o encontrarnos allí.
Sin embargo, insisto, en el poema estamos ahí todo el tiempo.
REDENCIÓN. La poesía no sólo es una palanca para generar cambios sino también, y así ha sido destacada, para sortear las contingencias de la vida cotidiana, superando dificultades, conflictos y limitaciones con una perspectiva que apunta más allá del horizonte que puede marcar, por ejemplo, un presente opresivo.
Para Luis Benítez, “al referirme a la poesía como medio de salvación, tomo lo que decía Juan L. Ortíz, quien confiaba en la salvación por la belleza. Es claro que el no escribía ignorando el horror del mundo, pero en su obra se refería a la belleza del amor, a la armonía cósmica entre los seres, al río”.
“Creo que el hombre necesita salvarse de ser devorado del horror viendo algo que sea opuesto a ese horror. La poesía sustrae por un momento al hombre del horror y puede decirse que uno a veces escribe para sentirse vivo”.
En este marco, “un poema es algo que en realidad nace cuando alguien lo lee. En el papel es pasivo, pero al ser leído o escuchado crea un afuera, una energía activa que genera sentidos y despierta cosas. Y ya desde ese punto de vista podemos hablar de modificaciones y compromisos”, señala Benítez.
RECONOCIMIENTO. No son frecuentes los espacios para escuchar poesía leída por sus autores. Y para que los lectores entren en contacto con los autores. Es por eso, dice Benítez, que “este tipo de encuentros es una de las cosas mas valiosas que podemos hacer por la cultura” y “es lo que permite mantener viva la cultura argentina que es patrimonio de todos”.
Al respecto, el poeta considera que sin el apoyo oficial, “mucho de lo que se hace no es conocido ni transmitido, circula en forma restringida y las cosas no están para permanecer dentro de una caja cerrada”. De allí la importancia del apoyo de las entidades gubernamentales.
En este caso, “el mérito de los organizadores es muy grande, valioso y necesario y tiene que ser reconocido, apreciado y apoyado tanto desde lo publico como desde lo privado. Espero también que este ciclo de encuentros perdure porque es algo muy importante para todos”.
(EL DIARIO DE PARANA, 05-02-09)

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