COTIDIANO

Como la araña que envuelve a su presa, la inmoviliza y arrastra ya sin resistencia, la realidad que vemos y sufrimos a diario, impiadosa y a veces tragicómica, nos espera para sumirnos en la desesperanza y el desasosiego.
Sin embargo, y pese a todo, la vida brota en cada rincón, en cada lugar donde hombres y mujeres salen a dar su pelea cotidiana por el pan, el amor y la esperanza.
Y en esas mismas calles, en las fábricas, en las grises oficinas y los comercios donde se cruzan y se mezclan, sin querer, van tejiéndose historias pequeñas que se entrelazan unas con otras y van haciendo una más grande aunque todavía imperceptible.
Somos hacedores de historias, protagonistas de esos relatos que deben ser compartidos, mixturados, entrelazados para así seguir alimentando otro futuro.
La verdadera realidad no es la que es sino la que puja por ser", decía el gran pedagogo Paulo Freire. Los días nos eligen, nos revuelven y retuercen pero, a veces, conseguimos robarle esa gota de esperanza que nos convence que seguimos vivos, mientras una minoría nos arrinconan queriendo obligarnos a parir sueños mezquinos y otros se mueren por ser una piecita más en la maquinaria que los mata y envilece.
Somos ese ser anónimo que despierta, se despereza y cada mañana vuelve a preguntarse ¿para qué seguir? Entonces revuelve y revuelve, busca hasta que encuentra. Y al encontrar, se encienden nuevamente aquellas cosas importantes y todo vuelve a cobrar sentido. Hoy puede ser un gran día, repite junto a Serrat, sonríe y sale a la calle.