CHARLA CON "PALO PANDOLFO, MÚSICO:
Por Osvaldo Quintana
Roberto Andrés Pandolfo no necesita demasiadas presentaciones: músico, poeta, alejado de las redes que buscan encasillarlo, ha transitado toda una vida con la cabeza abierta pese a que su historia se entremezcla con la de una generación nacida y crecida bajo un manto de feroz represión.
Protagonista de grupos míticos dentro del rock local como Don Cornelio y Los Visitantes, “Palo”, como todo el mundo lo conoce, es franco e impulsivo. Sonríe a cada rato. Se apasiona, habla con desparpajo. Anda por las calles bebiéndose la vida, componiendo y cantando, cosechando esas esperanzas que da el contacto diario con los otros, como si estos tiempos desapasionados le hubieran pasado por el costado.
“Cuando miro la cara del cielo, sonrisa de luna/
la fuerza de estar vivo, en este planeta de sueños cerrados/
y de fuego, se me mete en la sangre y transpiro” (“Trabajar”)
- ¿Que estas haciendo actualmente?-
En estos días he estado mezclando el audio para un show que grabe el año pasado en un teatro de Buenos Aires. Es como un DVD. Serán 12 temas y se va a poner a la venta por Faro Latino y por iTunes para el resto del mundo. Son muchos temas del disco Antojo, algunos de A través de los sueños, los dos discos que hice como solista y algún tema viejo de Los Visitantes. En ese show participó la agrupación de guitarras criollas, el cuarteto Garpamal, con un par de temas bien tangueros. Estoy tocando en Buenos Aires y el interior: Rafaela, Esperanza, General Pico, Santa Rosa. Hace dos semanas, toqué acá en el Teatro Ateneo y tengo todas las ganas de, para antes de fin de año, tener resuelto el lanzamiento de un disco con canciones nuevas. Espero que este DVD que se va a vender por Internet salga de acá a dos meses y el disco nuevo, si Dios quiere, para antes de fin de año.
¿Estás tocando con grupo o como solista?
Solo. Trabajo con un manager, un representante que también puede producir shows.
Estamos armándonos de a poquito una metodología de laburo. Trabajo con un manager, un representante que también puede producir shows. Mucho de lo que yo hice lo hice solo, muy independiente. Y lo más importante es ver como se edita el disco de canciones nuevas. Tengo 50 temas nuevos. Al disco irían catorce. La idea del DVD en vivo hace mucho que la tengo y me interesa mucho la historia de venderlo por Internet. Totalmente independiente. No necesitas a nadie. Lo haces, lo pones en Internet y vas para adelante. No andas esperando nada de nadie.”Hágalo usted mismo”.
“TODO ESE DINERO ES UN PODER DE FANTASIA/ DICHA Y ALEGRIA ESTAN EN OTRO LUGAR”
Alguna vez dijiste “Si ganara mucha plata mi concepto de la realidad se iría a la mierda”. ¿Que importancia tiene el dinero en tu vida y en tu creación?
Todo lo que uno dice está bien dentro de un contexto. Hoy la pregunta sería ¿como encarar el tema de la plata?, ¿que hacer con el hambre de los chicos?, ¿Como hacer que los hospitales funcionen mejor, que no haya tanta miseria y tanto hambre y enfermedades infantiles en Argentina? Uno es una pequeña célula pero hay una cuestión social urgente. Somos muchos y podríamos colaborar para que las cosas mejoren.
¿Qué pensas que podría hacerse desde tu lado?
Primero que nada: ver al otro. Ver al otro como a un hermano. Somos todos hermanos. Tratar de vivir en ese parámetro, viendo al otro como alguien necesario para mi desarrollo. Nadie se puede desarrollar a sí mismo sólo en una sociedad como esta. Necesitas hasta de aquel que para vos es lejano y de otra realidad social. M e parece que cada uno forma parte del tejido social y cualquier cosa que esté enferma o necesitada, uno también lo está. No podes vivir pensando “yo me las se todas y los demás no” porque evidentemente el pelotudo sos vos. La primera cosa que hay que hacer es ver al otro. Verlo. ¡Hola! Saludarlo. No tantas epopeyas sino un pequeño gesto y un acercamiento al otro. Creo que la mayoría de la gente es en sí solidaria, buena y tiene altos ideales. El problema es alguna minoría que esta para sacar su propio beneficio.
Al otro lo necesitas, incluso, para venderle algo, para comprarle algo, para que te arregle algo, para que fabrique algo. Es decir, el otro es un cliente potencial, digamos (ríe). Se necesita que todos estemos en un nivel interesante para que cualquier producto que uno haga, cualquier servicio, oficio o profesión tenga un destinatario. No es un amor, digamos, de santo. Mataría pensar en la vida de los santos que se sacrifican algo por el prójimo. No quiero pecar de naif…
Decir que querés a todo el mundo.
Claro, claro. No lo digo tanto por mí, es para la oligarquía también porque tienen poder para decidir que tipo de país armar, que producir. También a los empresarios de la patria financiera. Te estoy hablando en el sentido de decir: “bueno, el otro te conviene a vos como burguesía”. Creo que en el menemismo la burguesía argentina fue perdiendo todo poder, fue suicidándose. Eso es lo que sorprende: por qué no buscar un país de consumidores y trabajadores dignos que puedan activar el mercado interno. Es decir, un mercado interno fuerte, por ejemplo el tema de la carne, la exportación. Bueno, pero el mercado interno somos nosotros. ¿Qué pasa? ¿Por qué nos odiamos tanto? ¿Cómo no podemos defendernos un poco más a nosotros mismos? Ver que para los intereses de cualquiera el otro es importante aunque sea desde ese punto de vista. No te digo que lo hagas desde un punto de vista metafísico: que veas que cada uno tiene un espíritu de luz, que provenimos todos de un mismo padre (ríe). Yo hablaría en esos términos pero, como el mundo es tan pragmático, también es bueno decir algo desde el punto de vista materialista.
“CUIDADO CON LOS BASTARDOS/ BASTARDOS ORGANIZADOS/ ATENTI CON LOS MESTIZOS/ LOS MESTIZOS ALZADOS”
Siempre has dicho que te gusta la política. ¿Cómo entendés la política hoy?
La política es siempre la misma. Me gusta esa definición que la coloca como el arte del diálogo. Ahora que los milicos están saltando ahí, boludeando, es interesante que puedan decir algo, que hablen, que hablemos entre todos, amen de que pueda haber diferencias terribles pero, bueno, apliquémonos en el diálogo, veamos las diferencias y aprendamos a convivir con ellas. Cada uno puede tener su propio pensamiento y merece respeto la vida, el pensamiento y la familia del otro. Evidentemente hay muchas diferencias entre todos pero, bueno, ¿Qué hay? ¿Te da miedo eso? (Ríe) ¿Te asusta la diferencia o estás fuerte con tu posición y podes compartirla aunque sea diferente o radicalmente opuesta a los demás. La política está para que podamos hablar de eso.
¿Ves que se está gestando una nueva política con nuevos actores a partir de los sucesos ocurridos en el 200l?
Evidentemente esa crisis, ese sacudón…
Digamos, desde los sectores populares ¿no?
Sí, desde la clase media que es el sector popular por excelencia. ¿Cuándo vos decís “popular” decís clase media o queres decir marginal, fuera del sistema?
Pienso en trabajadores de fábricas recuperadas, en el Mocase…
¡Clase media proletaria! Mira, comparado con otras épocas, veo muchas señales de un cierto despertar. Semejante cantidad de muertos en la dictadura no pueden ser en vano. Si bien el miedo y el terror están instalados, también lo está la idea de solidaridad que uno puede notar. Por ejemplo, todo lo que pasó con las asambleas populares. Ahí se vio al otro. Fue ver al otro en la calle (por lo menos en Buenos Aires), encontrarse con los demás, charlar, hablar de las cosas del barrio. Si bien se fueron diluyendo rápidamente y hubo reacción también por parte de los de siempre. Bueno, después de la fiesta menemista todo parece genial (ríe) por que ahí sí se dilapidaron fortunas, se cerraron fábricas y se engañó a la clase media burguesa. Quedaron patas para arriba. Porque al fin y al cabo la Alianza traer otra vez a Cavallo y él termina con el corralito (ríe) Fue truculento. Ahora hay como un discurso del gobierno que habla de los Derechos Humanos. En fin, tendrá sus pro y sus contras. Yo no soy kirschnerista. Aparte Duhalde y Kirschner, bueno, son producto de lo de siempre. Pero más allá del gobierno me parece que es como una guerra. Creo que el mundo se divide entre los que hacen un acuerdo con Estados Unidos y los que tratan de tener cierta personalidad y ver que es lo que realmente le conviene como país. En Argentina no sé que piensa la mayoría de la gente. A veces uno que se crió (yo nací en el 74) y en los setenta se escuchaba mucho “Ah, si es made in Usa es bueno”. Hay ciertas reverencias de la clase media a los estadounidenses. Si bien cualquiera que tenga más o menos ubicación en el mundo puede entender que la guerra contra Irak es una cosa más de barbarie que de democracia, me parece que, como en el caso de Chile (que tiene el tratado de libre comercio progresivo con Estados Unidos y gobiernos socialistas) hay como contradicciones. Pero algo resulta claro: el ser humano es contradictorio. Es luz y sombra. Es macho y hembra. Y hay algo de eso también en la política argentina.
¿Cuál es tu opinión respecto al gobierno de Kirschner?
Me parece que, dentro del Estado, hay un montón de gente interesante laburando. Creo que es menos corrupto el entorno. Comparado con el menemismo me parece un avance.
Con esa comparación todo es un avance.
Bueno, pero podría haber sido otra cosa. Podría haber vuelto Méndez. Y casi gana. O podría haber vuelto algo de derecha o ultraderecha. Yo no creo que este gobierno sea revolucionario ni mucho menos pero, de todas formas, me parece increíble que Hebe de Bonafini y Estela Carlotto, que estaban separadas hace mil años, estén juntas en un lugar. Yo soy muy amigo de Estela y tengo respeto por Hebe. Yo recuerdo a Hebe decir hace algunos años: ¡cómo las Abuelas aceptaron las indemnizaciones y nosotras…!” Pero, bueno, ahora están unidas. O sea yo (se ríe) me circunscribo a cosas bastante simples pero me parece que el tema del hambre de los niños no es algo que esté verdaderamente asumido. Las madres en Buenos Aires revolviendo la basura con niños en brazos. Falta algún gesto revolucionario (ríe). Igual hay que entender que somos Argentina y que hay mucha gente reaccionaria. Uno lee La Nación y, si ves la oposición a Kirschner directamente te haces kirschnerista; porque se oponen los ganaderos, la rancia oligarquía agroganadera, se opone la derecha pro gatillo fácil y mano dura. Decís, “bueno, si veo a la oposición directamente me hago kirschnerista”. Yo igual estoy tranquilo (se ríe) No me voy a hacer kirschnerista. Pero te digo una cosa: entre mis amigos, todos militantes o músicos, artistas, hay un montón de gente que ama mal a Kirschner. A mí me sorprende. No lo puedo creer a veces, pero bueno. Yo digo” guau, estemos alertas. Puede ser bueno”. ¿No sé si es claro lo que te digo?
“HAY UNA LUZ MOLESTANDO A LA OSCURIDAD/ HAY OJOS/ HAY CEREBRO/ HAY AIRE/ HAY HUMO”
¿Que rastros de la dictadura detectas en nosotros?
Creo que el terror está directamente dentro de nosotros. Hay cuarenta años de terror porque los que teníamos 15 en el 80, los que tenían 15 en el 90, también lo percibieron. El terror siguió, está ahí. Creo que eso nos inmoviliza un poco a nivel político. Hemos dejado la política en manos de transeros y no de la verdadera gente que quiere demostrarle al otro que vale para ellos. Bueno, me parece que ese terror todavía está instalado. Y ni hablar de la iglesia católica que se masacró a sí misma y no puede salir. No puede decir nada. Los milicos jamás pudieron reconocer o pedir perdón. O decir: “por Dios, nos equivocamos”. Me parece que los nazis se arrepintieron y de los milicos argentinos todavía nadie se arrepintió. Es muy común que en el lecho de muerte, asesinos nazis hayan pedido llorando por favor ser disculpados. Acá no se ha visto ningún milico pedir perdón por nada. Me parece que todavía falta curar esa gran herida abierta. No reconocen que se equivocaron, torturaron a mujeres embarazadas para luego sacarles el hijo. Encima lo niegan. Niegan que haya habido 30.000 desaparecidos. Es todavía un camino de ida.
Encima cobardes.
Me parece que sí: son re maricones. Una mariconada total. Y no tiene nada que ver con la homosexualidad. Esto es cobardía, mariconada. Son maricones. (ríe)
¿Qué recuerdos te quedan de esa militancia durante la dictadura?
Fue un aprendizaje de vida. Tenía 16 en el 81 cuando nos afiliamos. Éramos todos de la FEDE y un par de Franja (ríe). El comunismo era como un desafío total. Y lo pasaba un poco por la militancia en la secundaria como reabrir el Centro de Estudiantes cerrado por años. Yo ya tenía mi banda, tocaba, componía canciones. Uno de los primeros actos fueron recitales de música en el colegio. Pero también las pintadas a la noche con la dictadura en la calle. Era muy extremo. Lo que se llamaba “la escuelita” que eran como jornadas de adoctrinamiento masivo (ríe). Imaginate: andar por la calle te daba miedo, el sólo hecho de caminar con la facha que teníamos nosotros, golpear la puerta de un local del PC camuflado donde te observaban por una mirilla que tenía un agujero para sacar el rifle, era como una aventura. Y se aprendió mucho. Después participamos de la marcha contra la dictadura de antes de Malvinas y después ya, directamente, hubo una marcha multisectorial de todos los partidos políticos con miles de personas. Hubo una represión brutal. Nosotros estábamos ahí con las banderas enrollándolas bajo los gases lacrimógenos. Cantando el himno a los 17 años. Eran jornadas gloriosas (ríe) Y a la dictadura al final la terminamos tirando porque todos los partidos políticos estaban muy unidos. Era un enemigo tan claro. En fin, eran muchos partidos y mucha gente militando.
¿Cuál crees que es hoy el enemigo?
(Piensa) Desde que asumió la democracia con Alfonsín, lo primero que se le plantó en contra (porque los milicos se le plantaron pero casi, casi los pudo cambiar) fue la patria financiera, la patria especulativa. La patria financiera del dólar y de las privatizaciones. La nueva falacia del uno a uno, que generó tantas fábricas cerradas en la época de Martínez de Hoz y de Carlos Saúl Méndez que, al fin y al cabo, es un poco esa patria especulativa que se caga por completo en el otro, en miles y miles de obreros que quedaron sin laburo. El enemigo es también la lacra de la política, toda la corruptela, toda la transa de merca, de armas, de robos, de asesinatos, el tráfico de personas de las villas al suburbio para tener fuerzas de choque, fuerza electoral. Pero me parece que el verdadero padre del borrego es la patria financiera que, en vez de generar un país industrial con progreso, vías férreas, movimiento marino y pesquero, se dedican a importar pelotudeces de China. Esa tranza. ¿Viste?
Como Buenos Aires (se ríe). Buenos Aires es un poco un cáncer para la política porque es un puerto aduana que hace 500 años está canibalizandose a sí misma.
“CON UNA MISIÓN EN LA TIERRA NACEMOS TODOS/ A BUSCAR LUZ EN LA TIERRA TODOS NACEMOS”
Alguna vez dijiste “El poeta no debe ser un mero observador lucido sino un actor de su poesía”.
El que decía eso era Artaud (ríe). El verdadero precursor de quebrar el límite entre realidad y creación es él. Yo me hago eco de esas palabras. Creo que es imposible separarlas. El arte y la realidad son la misma cosa. El arte es parte de la realidad. Lo es en tanto y en cuanto estás vivo. Es real
porque lo hace la gente viva. Que cada uno saque lo que puede sacar para afuera.
¿Qué buscas transmitir en tus nuevas composiciones?
Hay que tener en cuenta que siempre, cuando uno ejecuta algo como por ejemplo una canción, no se propone tal o cual línea de creación. Más que nada uno trata de bucear y ver que sale. Una vez que sale, ahí si podes hacer un discurso. Yo hago lo que sale. ¡Que sea lo que Dios quiera! Después, bueno, puedo hablar y ver que hay. Todo lo que estoy componiendo últimamente tiene una impronta de amor (ríe). Vivo en el amor, tengo una beba maravillosa, una mujer divina. Me inspiran. Hay como mucho amor en las canciones del último año y medio o dos años. Bueno, yo siempre hablo de lo mismo en todas las épocas de mi vida: busco resaltar lo espiritual.
Has dicho que la poesía debería salir del papel. Eso lo pudiste concretar con Los Verbonautas.
Y también con la canción. Depende de como te parezca mirar vas a poder ver la revelación que está en tu nariz. La vida sería para aprender, para buscar la revelación. Igual la poesía en sí, como los poetas y eso, no deja de parecerme medio elitista. Cosas medio de solitario, de gente que no se abre mucho a los demás, de gente intelectual, de ¡poetas!, de críticos literarios. Es como medio opresivo. Me gustaría que la gente salga más a gritar su locura por las calles, que haya más gente loca en la calle y no en el manicomio.
“GRIS ATARDECER/ PASAN PUTAS, TIOS FLACOS/ EL SONIDO DEL VIENTO/ LA DISTANCIA DE TU CUERPO”
¿Cuál es tu mirada del llamado interior desde Buenos Aires?
Yo vivo enamorado del interior. Mi objetivo es irme de Buenos Aires. Vivir en Córdoba, en San Martín de los Andes, en Mendoza, un poco de montañas, ¿viste?
Seguís siendo medio hippie.
¿Yo? Sii (ríe). Claro. Escuché todo el rock desde el 67 en adelante. Tengo todo el rock nacional adentro más Zeppelín, Beatles, Floyd, y después vinieron todos los demás: Pistols. Fui hippie, punk. Hoy más que hippie me parece que soy latinoamericanista. Me gusta mucho todo lo que es la cultura natural de América, los pueblos aborígenes u originarios, la fuerza de la Pachamama, las hierbas curativas, el poder de las piedras, de la tierra. Me parece que hay mucha más mística, más metafísica, más espiritismo en los pueblos originarios que en el español con su magia negra inquisidora. Yo en todos los lugares del interior donde voy, francamente y sin demagogias, me siento como en casa, en cualquier lugar de Argentina. Puedo hablar con “¡eh, loco, cómo andas, culeao! (ríe) Es una cosa rara. Por ahí es mi carácter y tantos años de oficio. Soy abierto, no tengo pudor de hablar con el otro. Y si se enoja mala leche (ríe) No me asustan los enojos. A lo que voy es que me siento medio en casa en todos los lugares donde voy. Puedo entablar un diálogo con cualquiera en cualquier lugar. Es bastante interesante para mí. Ese sentido de pertenencia me da fuerzas, me da esperanzas.
¿Te seguís sintiendo parte del rock nacional?
(Ríe) Sí, para bien o para mal. Supongo que para bien. Lo que me molesta del rock nacional es esa palabra rock. Me gusta, más que nada, la música nacional argentina. Porque dentro de lo que hago hay muchas cosas que no son rock. En el primer disco de Almendra había cosas que no eran rock. Canciones como “Laura va” viene a ser un tango moderno en el 69. Hay más que rock en el rock nacional. Y aquel rock, de alguna manera, lo imita y le hace el caldo gordo a los yankis. A mí me interesa, más que nada, la onda raíz como la rioplatense o en tu caso la raíz del litoral: el chamamé. Las raíces que hay en el folklore de cada región. Y acá me parece que es para luchar por eso y no dormirse de tanto 4X4 y “somos tantos en el aguante y tanto rocanrol” porque con el rocanrol están pasándole por encima a familias irakies inocentes y matando gente a lo loco con bombas y armas pesadas. Escuchando rock en los auriculares bajan marines y revientan gente. Acá hay que ser un poco crítico del rock pero, desde el punto de vista de la geopolítica norteamericana: también fue para eso que el rock penetró en todo el mundo. El rock también es una música de victoria de los yankis. Igual creo que hay muchos chicos que están muy lejos de entender eso (ríe) En algún momento se van a dar cuenta. Creo que hay demasiado rock.
A eso lo tenés claro ahora.
No. Yo soy setentista, ¿entendes? Ya existían Arco Iris, Los Jaivas, la música folklórica. El rock fusión. El problema es que eso murió después. Fue muriendo en los 80 con lo “moderno” y en los 90 con “el aguante”.
Claro, pero con Don Cornelio no hacía precisamente folklore.
Don Cornelio era rock. Bueno, pero los 80 eran la onda de la modernidad, de ser punk, de ser moderno. La democracia, el destape, ¿Viste? Dijimos ¡basta! Basta de sufrir, vamos a divertirnos. Y fue una trampa. Caímos en una trampa bárbara. Pero yo siempre digo: “del rock me hago cargo”. En algún momento yo era el más rockero de todos los rockeros de acá, en el 88. ¡Éramos la banda que le gustaba a Luca!, ¿Entendés? Éramos verdaderamente los más extremos en muchos aspectos: estéticamente, en expresión. De llevar el arte a la realidad y la realidad al arte y todo mezclado y todo una locura. Y bueno, era “Don Cornelio Patria o muerte”. Era una cosa ultra rock.
“CADA PERSONA SE MIDE POR EL TAMAÑO DE SU CORAZON/ LA TIERRA NOS DICE QUE ES DE NADIE”
Ahora tus composiciones están más volcadas hacia lo rioplatense.
El material nuevo tiene rítmicas rioplatenses, ritmos de chacarera, vals, milonga, tango, candombe. Tengo un huayno, algún que otro ritmo más centroamericano. Pero todo es afro o algo que tenga que ver con lo aborigen. Y hay un montón de tangos. El disco todo es una oda a la música argentina popular aunque haya algunas baladas más beatlescas o temas de rock-tango. Pero va a ir como nunca creo antes en mi carrera lo rioplatense y lo argentino de raíz aunque mezclado con todas las cosas que yo he escuchado. La palabra que me gusta otra vez es fusión. Ya que se abrió el mundo a la globalización y por Internet tenemos acceso a todo, bueno, fusionemos. Pero igual creo que, lo verdaderamente valioso, es “pinta tu aldea” y la aldea suena, en mi caso, a tango, milonga, cumbia. Y también rocanrol. Pasa que lo que escucho hoy si no tiene algún tumbado o alguna negra con puntilla, me aburre. O si no tiene rítmicas rioplatenses, o de 6X8 o un huayno, un carnavalito (¡tan -chupin -chupan!) y la rítmica del 4X4 me aburre un poco. Me quema.
Tu viejo fue operario textil en una fábrica y se identificaba con el socialismo. A la distancia, ¿qué crees que te transmitió?
Algo muy fuerte como es la rectitud. Esa cosa de la honestidad…
Algo pasado de moda.
En la gente trabajadora que todavía puede mantener un trabajo esa rectitud es bastante común. Creo que el trabajador que hace con las manos es el único que puede entender la solidaridad verdaderamente aunque suene como ultra chapado a la antigua. Por otro lado está en lo que me diferencio de el. Nosotros fuimos ultra reprimidos. Todo era controlado, no se podía decir ni expresar nada. Yo hice lo contrario: siempre expreso todo lo que siento. Soy una máquina de sentir y de expresar. De mostrarme ridículo, alegre, vicioso, lo que sea. Y a eso le sumo la rectitud, los principios, lo que siento y respeto. Es como una mezcla de cosas.
¿Y que pensas transmitirle a tu hija hoy?
Más que nada, amor. Lo único que quiero es transmitir cariño a morir, que se sienta realmente querida, tocada, mimada, chupada, besada. Hacer rondas, jugar, bailar todo el tiempo, ayudarla a estudiar y bañarla. Es amor. Amor a morir.
(NOTA INCLUIDA EN REVISTA EL COLECTIVO Nª 11)
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