
“Con la muerte en la nuca cayó el maestro,armado hasta los dientes...de abecedario,de razones de pobresiempre olvidado,armado de esperanzaspara ir luchando”
(Rafael Amor)
Tranquilo, pausado hablaba Carlos. Con esa dimensión del tiempo de hombre de pueblo que se permite escuchar y escucharse, con la mayor humildad y con respeto.
Miraba feo el negro, asustaba. Pero a medida que uno se acercaba asomaba esa bondad, esa ternura amigable que alejaba todo prejuicio al estrecharte la mano.
Era grandote y era grande, tal vez por eso el vacío y el dolor…
Para nosotros empieza una lenta y dolorosa construcción: llenar el vacío con recuerdos, con ejemplos que nos dejó sin querer, sin proponerse ser ejemplar. Con el anonimato que cada uno de nosotros lleva encima y con la identidad inconfundible de quien se sabe acompañado.
Las palabras pueden ser torpes y confusas, como cuando miramos a través de las lágrimas: es imposible describir lo inexplicable
Las palabras pueden ser claras y precisas, antes que te alejes demasiado: “Gracias Compañero”
Miguel Cáceres
(como podría haber sido cualquier otro)
2 comentarios:
AGUANTES LOS DOCENTES CARAJO.
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