Revista EL COLECTIVO
jueves, 8 de julio de 2010
LA OVEJA
Atrapada por el cuello al alambre de púas, un mal
movimiento la degollaría. La oveja desliza milímetros su
cabeza hasta quedar inmóvil a la espera de una solución
que escapa a sus propios movimientos. Su cabeza no
piensa, ni esboza cursos de acción, apenas percibe el
suave ardor de los alambres puntiagudos, mientras a unos
metros del alambrado los vehículos atraviesan la soledad.
Pasan sin verla, o ven apenas la imagen fugaz de una
oveja que permanece muy cerca de la ruta, en una
inmovilidad sólo rota por gestos imperceptibles.
Atrapada por el cuello al alambre de púas, oye la
secuencia creciente y luego decreciente de los motores,
quieta se queda y algo semejante al placer percibe
cuando logra la quietud absoluta. Empieza a dolerle
cuando se adormece, y así se despierta, y vuelven a
nublarse sus ojos azules hasta que regresa el dolor que
para ella no tiene nombre. No puede estimar la duración
de la noche ni aspira al azar de alguien que atine a
separar su cabeza del alambre.
El poema corresponde a Cristian Aliaga y se encuentra en el Cd, muy recomendable, llamado Un Ring para Dios junto a Titin Naves.
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