RUBEN OLIVERA, CANTAUTOR URUGUAYO.
Por Osvaldo Quintana
Alejada de las modas, con sus propios tiempos y ritmos, sin dejarse arrastrar por los designios de la maquinaria comercial anda la canción uruguaya. Sonidos experimentales aportando al lenguaje colectivo. Cantautores que empuñan una guitarra cuando tienen algo para decir. Por esos caminos transita Rubén Olivera.
Olivera pertenece al grupo de artistas de la llamada "Generación del 78", junto a músicos como Fernando Cabrera y Mauricio Ubal, entre otros. Es montevideano desde hace 54 años y su vocación despertó de manera temprana cuando decidió estudiar guitarra a los ocho años de edad. “Le pedí una guitarra a los reyes y cuando vino empecé a estudiar. Ahí comencé un camino paralelo que fue el estudio académico de la guitarra y como a los doce o trece años, ya empecé a hacer canciones”.
Por el año 72, y con 17 años, el uruguayo llega a Buenos Aires donde pasa seis años estudiando música y guitarra. “Hice cursos varios con Tucho Spinassi: canto, armonía y cosas varias. En el 78 volví a Uruguay y me integré al movimiento. Comencé a tocar en los recitales que estaban realizando Los Que Iban Cantando, hicimos un ciclo con Larbanois- Carrero, un dúo que recién se había formado”.
Tu primera composición fue para mostrársela a Alfredo Zitarrosa.Sí (se ríe) Yo iba al primer año del Liceo, tenía 12 años. Alfredo iba a dar una charla, era su momento de esplendor: años 66-67. Y como estaba en el grupo de músicos, me dijeron de cantar algo. Yo dije: “voy a componer una canción”. Hasta ese momento no había hecho ninguna. Era una canción al estilo de la época. Después, cuando llegué había tanta gente y la reunión había agarrado para otros rumbos, que ni se la pude mostrar.
Alfredo era una persona como a uno le gustaría que fuera un creador: de una integridad, una gran solidez, una reunión de ética y estética. A tal punto que, como todos sabemos, era bastante torturante para él, toda su psicología en cuanto al ansia de rendir, de ser útil, de estar en el Uruguay cuando tuvo que exiliarse. Un músico con un poder de conmoción en el oyente como pocos.
¿Vos nunca integraste Rumbo?
Hay una confusión: como yo estaba muy vinculado con ellos, realizamos juntos un espectáculo en el Teatro Circular. Ahí hicimos una canción que después fue muy importante para el país llamada A Redoblar. Y, como se estrenó en ese recital, me vinculan con Rumbo, por la cercanía generacional. En realidad, siempre fui solista. Más allá que, obviamente, al cuarto disco por ejemplo, lo grabe con una banda fija y en el camino hemos formado yuntas con un montón de gente; como un espectáculo que hice con tres colegas: Jorge Lazaroff, Di Hipólito y Daniel Magnone. El espectáculo se llamó Vale Cuatro y estuvimos casi dos años tocando juntos alternando con la vida solista.
¿Cómo podrías definir lo que haces?
Soy de los tantos que no trabajan sobre géneros específicos ni con grupo instrumental fijo sino más bien un poquito de cada cosa de acuerdo a lo que precisa el producto. Un intento de aportar al colectivo en lo que es generar caminos de lenguaje, en este caso dentro de la música uruguaya. Sin atarse a ningún género pero trabajando con materia prima local. En un momento, por las propias coordenadas de la época, dictadura por ejemplo, uno no sabía bien si era un músico que militaba o un militante que hacía música. Y, a la vez, cuando me dicen: ¿Y tu carrera? , les digo “yo no hago una carrera sino un paseo musical”. Porque hago muchas cosas en torno de la música: tengo un programa de radio, doy clases en varios lados, trabajo en el sello Ayuí- Tacuabé. Tengo actividad periodística: escribo en el Semanario Brecha. Y para nada planifico mi actividad en base a que en este año debo tener un disco en el mercado (ríe) Lo hago, mas bien, cuando mis tiempos me dejan tiempo para hacer canciones.
Aparte el mercado Uruguayo es muy chico. ¿Cómo se las arreglan?
Para algunos es muy complicado y muy triste. En un mercado tan pequeño ves a músicos que fueron muy importantes en una época, terminando con un pedido de pensión graciable al Estado, por ejemplo. Y viviendo con una pensión de 100/200 dólares por mes. El caso de Aníbal Sampayo, Carlos Molina y Eduardo Darnauchans en la última época. Es un poco así. Eso no quiere decir que no haya que pelear contra eso.
“EN URUGUAY LOS ORGANISMOS DE D.D.H.H. MANTIENEN SU INDEPENDENCIA”
Tenes una militancia además de la músical.
Partidaria no. Yo tengo un hermano desaparecido en Argentina en 1978. A partir de ahí integro este grupo llamado Madres y Familiares Uruguayos Detenidos y Desaparecidos. Después, todo lo que hago en cuanto a actividades periodísticas o con el propio sello también es una militancia. No escribo en cualquier lugar ni trabajo en cualquier sello.
¿Cómo desapareció tu hermano?
El era militante sindical gráfico, integraba un grupo de gráficos que no era una organización armada ni nada. Creo que tenían vinculaciones con algún otro grupo sindical que sí había realizado alguna acción armada. Y bueno, entro en la cadena. Era una epoca que venía “de matar”. Prácticamente todo su grupo desaparecio. Aun estamos en la búsqueda.
Algunos muchachos que estuvieron con él salieron y se supo que pasó por el centro clandestino de detención conocido como “El banco”.
¿Como ves la situación de los Derechos Humanos en Uruguay?
Con el gobierno de Tabaré Vásquez se hicieron una serie de cosas importantes como entrar a los cuarteles: una situación un poco perversa y también contradictoria porque, por un lado se abrieron los cuarteles y se exigió a los militares que dieran datos puntuales, pero prácticamente todo lo que dijeron es mentira. Hace un tiempo relevaron al segundo jefe de Cascos Azules uruguayos en Haití porque declaró que “este gobierno marxista hizo que la Armada traicionara de nuevo”. Por eso, cuando se insinúa: “Bueno, ta, aparecieron dos cuerpos”, que sucedió no por datos directos de militares sino por cartas o llamadas anónimas, es mucho en relación a que antes no había ningún dato. Y se confirmó también el hecho de que casi todos los uruguayos desaparecidos en Argentina fueron llevados a Uruguay, asesinados ahí y hechos desaparecer. La Fuerza Aérea confirmó la existencia de lo que llamamos “Segundo Vuelo”. El primero trasladó una cantidad de detenidos “alojados” en Orletti que fueron llevados a Uruguay y luego blanqueados a partir de una transacción que hicieron; toda una historia de que ellos aceptaran que habían entrado a invadir, que los blanqueaban y se los pasaba a prisiones legales. Ese fue el primer vuelo.
Después, el segundo vuelo, con casi 30 personas. En este caso desaparecieron todos. La Fuerza Aérea confirmó que fueron llevados para allá. Pero pasan cosas como esa: dicen “fue el segundo vuelo” pero el Ejercito afirma: “no sabemos nada, no sabemos quien fue”. Cosas inimaginables. Los archivos propios de la represión de la epoca no aparecen, dicen que no existen. Sabemos que esas cosas no son ciertas.Hace poco la Ministra de Defensa dijo que le parecía que ya no podía exigirse más, que los militares habían dado toda la información. Por eso digo que es contradictorio. Nosotros aceptamos y agradecemos las cosas que se han hecho y no paramos de exigir. Hay más de 200 desaparecidos y con la aparición de dos cuerpos no alcanza.
Aquí hay una cercanía de ciertos organismos de Derechos Humanos con el actual gobierno como Madres y Abuelas, ¿sucede lo mismo allá?
No, no. Allá Madres y Familiares tienen como criterio mantener la independencia de cualquier organismo oficial o grupo partidario. Tienen una tarea puntual que es seguir buscando Verdad y Justicia. Y para eso se decidió hace mucho tiempo mantener esa independencia.
“HOMOGENEIZAR GUSTOS PARA HOMOGENEIZAR MERCADOS”
Volviendo a la música ¿para que crees que sirve una canción?
Yo todos los días me lo pregunto. ¡Esa maquinita tan delicada y tan sutil que puede llegar a decir tantas cosas! En dictadura la música popular, la canción, fue, te diría, el elemento principal de la resistencia a nivel de producto simbólico. ¡Cómo en 3 o 4 minutos puede condensarse tanta cosa que, como producto artístico, no puede decirse ni en un ensayo político ni en un discurso! Es de un poder enorme. En Occidente tiene un poder económico y de producción de patrones culturales monstruoso. Hay un paquete ahí, para los jóvenes por ejemplo, entra la ropa que se ponen, lo que toman y lo que escuchan, que marca generaciones, que marca toda una etapa. De ahí la importancia de como vivimos en un sistema de lucro que intenta homogeneizar gustos para homogeneizar mercados. Cultivar la diferencia y desarrollar identidades, en este caso musicales, pasa a ser un espacio estratégico y ecológico, como tantos otros. Lograr un tipo de producción hacia el futuro en el cual cada región pueda reconocerse y aportar a los demás sabiendo que estamos, a nivel de información masiva, supeditados a los centros de poder. Estados Unidos, luego de la posguerra, agarró la manija del control audiovisual del mundo, y la tiene bien agarradita. Uno no ve cine ni escucha música italiana ni francesa. Para no hablar de música africana o asiática. De ahí que hay que seguir peleando por la música propia y particularmente la canción que, al tener una gran capacidad de sugerencia y sensibilización, pasa a ser un producto muy neurálgico.
Da la impresión que en Uruguay brotan muchísimos cantautores que componen con otras lógicas, con otros tiempos.
Eso puede ser por los modelos preexistentes, Viglietti por ejemplo. Y por el mercado pequeño. En un país con mercado grande, cuando un producto funciona, tanto los músicos como las compañías intentan parecerse a eso. Buscan algo que les siga dando ganancias hasta que esa veta se agote. Como en Uruguay esto no ocurre, hay una gran variedad de músicos haciendo lo que quieren. Aún los conocedores de la música uruguaya redescubren cosas que hace tiempo estaban ahí y parece que no se agotan, que siempre falta conocer a alguien más.
Hay poco intercambio musical entre nuestros países
En Uruguay solo conocemos la música comercial argentina. La estructura de información está dada por las grandes transnacionales, por los medios masivos. Entonces, no sabemos lo que ocurre en Ecuador, en Perú. Sigue siendo uno de los déficits más grandes. A veces con muy poquito se puede hacer mucho como la Universidad del Litoral que ha traído músicos como Ubal, Cabrera, Masliah. . Podría hacerse una cuestión de intercambio, no seria complicado. Pero también en Uruguay, entre interior y capital, hay una desinformación muy grande. Y es un país chiquito. Son políticas que, lamentablemente, se aceitan o no y se enmarcan en un proyecto más grande: de autoconocimiento, en el caso de Uruguay, o de conocimiento mutuo y auto conocimiento a nivel de Patria Grande, de América Latina.
Discografía
Pájaros - 1981
Rubén Olivera Vol. 2 - 1983
Álbum de fotos y canciones - 1987
Lugares Comunes - 1991
Interiores - 1996
Una tarde de abril – 1998
NOTA APARECIDA EN REVISTA EL COLECTIVO, AÑO 2007-
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